Nuestro viaje comienza en Narvik y terminaremos en Vesteralen dos de las ciudades más importantes de Noruega Ártica.
Narvik
A simple vista nadie diría que en Narvik, un apacible municipio, se escribió una de las batallas claves de la segunda guerra mundial. Tanto es así que aquí en este remoto punto del mundo, Ingleses y Alemanes libraron en 1940 tres batallas por el control de este puerto desde donde salían toneladas de hierro necesarias para abastecer la maquinaria bélica. Controlar esta ciudad era esencial para ganar la segunda guerra mundial y este triste pasaje de la historia se guarda en el museo de la guerra de Narvik.
Dejamos Narvik para iniciar un viaje por los paisajes del Ártico y ese viaje se hace recorriendo las serpeneantes vías que atraviesan la recortada silueta de Noruega. Sin duda alguna la mejor forme de sentir lo que representa este territorio es alquilando un coche, lanzarse a la carretera y detenerse en mitad del camino para contemplar los paisajes únicos que esta tierra nos regala.
Una de las cosas en las que más te vas a fijar cuando estés de ruta por el norte de Noruega son sus coloridas casas de madera. Antiguamente estos colores tenían un significado y definían la clase social de quien las habitaba. Debido a la climatología había que repintar con frecuencia las viviendas pero la pintura era inaccesible y cara, esto hacía que las clases más humildes tuvieran que repintar su casa con un tinte elaborado con sangre y aceite de hígado de bacalao que de eso aquí había muchísimo, por lo que las casas de los más pobres eran siempre de color rojo, diferenciándose de los ricos que podían comprar pintura y vivir en una casa blanca
Vesteralen.
Seguimos la ruta por el archipiélago de Vesteralen hasta la isla de Andoya, allí nos espera el bello municipio de Andenes, un bucólico pueblo de poco más de 2000 habitantes con sus casitas de madera y su puerto pesquero, el lugar ideal para desparecer una temporada. Andenes se ha hecho muy popular por ser una de las rutas de paso más frecuentadas por ballenas y por albergar uno de los faros más importantes del círculo polar ártico.
Este faro de 40 metros de altura lleva guiando al los barcos del ártico desde el año 1859. Actualmente está está protegido al ser considerado patrimonio nacional y sus 148 escalones están abiertos a los visitantes para que podamos contemplar unas vistas privilegiadas de la Noruega Artica.